domingo, 24 de agosto de 2008

*
no sé quien sos

ni que haces en los espejos

será que muerta te confundes a mi sombra

se te da por caminar

como si existieras

hasta alimentas palomas en la plaza


un sr. de túnica blanca se dirige a la puerta

y me anuncia

pero no me queda claro si brote de un vientre

o si vuelvo al silencio que encarnará cualquier voz


en esa voz que lejana se me hunde

en el recuerdo que una vez tuve de la sangre

pensando que al mar no le duele tragarse un barco

o mutilar la carne que llevaron a su boca


es cierto

quizá el único absoluto:



ya no soy un cuerpo ni una sombra

sábado, 23 de agosto de 2008

Dicen que la tormenta
nos dejará solos
sin haber nacido
diremos la palabra
fumaremos nuestros cuerpos

I.
Es un día frío y gris derramándose en las calles. Me detuve en cada rama desnuda, en cada rostro atónito y pálido, como el de aquellos que por años no han visto luz. Los que me habitan se perdieron en mí y de mí. Fui dejando los espejos en cada esquina mientras las sombras saludaban con tristeza. Les dejé un sustantivo, por si acaso necesitaban decir una palabra. Las sombras tienen la teoría –equivocada– de que nombrar alcanza para sentirse menos solo. Y pensé, y dije y nombré… Me vino pánico y fui a buscarlas, recorrí cada esquina, cada banco, cada plaza. Aprendí que los bancos ya no tenían sentido. Recorté las palabras en los diarios y me bastó una letra para desangrarme. 'Siga la senda' decía un cartel a la entrada, pero deje todo en lo que esté pensando, olvide quien es y quien ha sido.

II.
Es un día frío y gris derramándose en las calles. Recién me hamaqué con la sra. que junta huesos en el cementerio. Cada sombra te nombró y entendí que el sol se había quebrado con las ramas.
Quie busca lo que non pierde,
lo que tien´deve perder.



Arcipestre de Hita.

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