dejar entrar una mariposa no es algo de todos los días
hay que estar ciego y solo con la esencia
para amarlas desde el comienzo al día
y hasta cuando calla y muere la noche
hay que estar sólo / con esa parte de mundo en la herida
para amarlas luego de haberlas amado
dejar un verso en la almohada en alguna parte del día
y ver crecidas las flores -para ellas- entre las sábanas
dejarlas florecer / en algún sitio sagrado
des-palabrar el hoy de la inmensidad en cada vuelo
aunque falte el verso que la diga completa
la tarde de un abrazo en un banco de una plaza
una postal de dos
desparramando la belleza de todo cuanto podemos llamar vida
2 comentarios:
¡Volviste al ruedo!
Siempre se vuelve!
Publicar un comentario